Maduro ganó – artículo de Niko Schvarz en La República

madurovitoria-300x222Por Niko Schvarz
Estuve en Caracas antes, durante y después de las elecciones del domingo 14 de abril, y puedo ofrecer un testimonio directo de lo que aconteció. Nicolás Maduro ganó limpiamente la elección. Las cifras finales, proclamadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE) en la noche del domingo 14 fueron 50,66% de los votos para Maduro y 49,07% para el opositor Henrique Capriles Radonski. En cifras definitivas estos resultados fueron confirmados en cifras de 50,75% de los votos para Maduro y 48,97% para Capriles. En esas condiciones, el candidato derrotado adoptó una actitud claramente golpista, como la que lo tuvo como uno de los protagonistas del golpe de Estado de abril de 2002. No reconoció los resultados electorales y además llamó a manifestaciones y caceroleos en todo el país, a acciones contra las oficinas electorales y a una concentración final en Caracas el miércoles.
Estas manifestaciones impulsadas por Capriles tuvieron un saldo trágico de siete muertes el lunes 15, además de la quema de vehículos y neumáticos. Maduro, a quien el CNE le entregó el lunes 15 a las 17 horas el acta oficial que lo consagra como presidente hasta 2019 y que prestará juramento el  viernes 19 ante la Asamblea Nacional, acusó a la oposición de orquestar un golpe de Estado y declaró que iba a adoptar una política de “mano dura frente al fascismo y la intolerancia”. En esas condiciones, Capriles retiró el llamado a la manifestación en la capital.
El acta oficial leída por la presidenta del CNE Tibisay Lucena  establece que Maduro recibió 7.563.747  votos, 50,75% del total, y Capriles 7.298.491, el 48,97%. De los 18.903.143 potenciales electores se presentaron a votar en las 39.322 mesas electorales distribuidas en 13.810 centros de votación la cantidad de 14.977.737 ciudadanos, o sea el 79,17% del total de habilitados, un porcentaje levemente inferior al de las elecciones del 7 de octubre de 2012, en que alcanzó el ochenta por ciento y fracción. En dichas elecciones,  Chávez fue reelecto con 8.191.132 votos, 55,07% del total, y Capriles obtuvo el 44,31%.
La actitud de Capriles, cuando el lunes anunció ante los medios de comunicación de todo el mundo su decisión de no acatar los resultados electorales era de neto corte golpista. Estaba absolutamente desaforado, desorbitado, se expresaba a los gritos. No pudo enseñar un solo hecho de irregularidad en el proceso electoral. Abundó en acusaciones genéricas, sin concretar ninguna. Reclamó una auditoría de toda la elección y un nuevo recuento voto a voto, antes de proclamar el resultado. Esto último implicaría una grosera violación de la norma electoral vigente, como veremos.
El sistema electoral vigente en Venezuela ha sido proclamado por el Centro Carter como el más seguro y transparente del mundo, y esto fue ratificado plenamente por la unanimidad de los observadores y delegados de instituciones electorales de diversos países que en elevadísimo número concurrieron a esta elección, más que en cualquier otra en cualquier otro país. Era una verdadera legión, que se expresó en forma categórica ante todos los medios de comunicación, que en el inusitado número de 6 mil concurrieron a la elección. En ese sentido, el delegado de la Corte Electoral de nuestro país, Wilfredo Penco, declaró que el sistema electoral venezolano es “sólido, eficiente y plenamente confiable”, y en el mismo sentido se expresó en diversas oportunidades en representación de Unasur el representante argentino Carlos “Chacho” Álvarez, agregando que dicho sistema era inexpugnable.
Nosotros tuvimos oportunidad de conocer el sistema hasta los más mínimos detalles, en instancias previas en que se explicaron  las características tecnológicas de los aparatos de votación hasta llegar a la configuración actual, que puede considerarse dotada del máximo de seguridad de que sea respetada la voluntad del elector, y que de resulta imposible que la misma sea adulterada.  El sistema está automatizado en un cien por ciento, y existen controles de diverso tipo en cada etapa del proceso, y de verificación ulterior. Que el sistema es eficiente y funciona adecuadamente, lo pudimos verificar durante el proceso de la votación, el domingo 14. Concurrimos a varios centros de votación. Yo vi votar a alrededor de veinte ciudadanos y ciudadanas, y el tiempo oscilaba entre uno y dos minutos. Todo transcurrió en paz y tranquilidad,  con gran fluidez. Vimos además como se practica un mecanismo de ayuda para votar  a los discapacitados, con plenas garantías para todos.
A esto se agrega que se efectúan auditorías múltiples de los aparatos previamente a la elección; que hay testigos (veedores) de todos los partidos en cada mesa electoral y a cada uno se le entrega una copia del acta; y que luego de la votación se efectúa el recuento del 54% de las cajas que recogen el comprobante de cada voto y se compara con el acta del circuito. O sea que el reclamo de Capriles de que se efectúe el recuento de todos los votos antes de proclamar el resultado, está fuera de lugar. Además, tiene los carriles jurídicos para recurrir el resultado electoral, si lo desea. Por otra parte, él tiene en sus manos las actas de cada circuito. Esto es lo que dijo Maduro en la celebración de la victoria en la noche del domingo frente al Palacio de Miraflores.
Allí respondió a otra falacia esgrimida por Capriles, en el sentido de que debía contarse de nuevo todos los votos porque la diferencia era exigua. Señaló que cuando Capriles ganó por primera en el estado de Miranda por una diferencia mínima, no fue impugnado. Citó también el caso en que el chavismo perdió por mínima diferencia la votación sobre la reforma constitucional (único caso en que perdió de las 18 elecciones efectuadas en 14 años) no puso ninguna objeción. Mencionó igualmente precedentes internacionales, como la votación en que ganó Bush frente a Al Gore (con trampa manifiesta en la Florida orquestada por el gobernador Jeb Bush, hermano del candidato). En Venezuela mismo, Rafael Caldera ganó la presidencia en 1968 por 0,89% de los votos. La conclusión es que Capriles se coloca en el camino de desconocer el pronunciamiento democrático del pueblo venezolano. En aras de ese plan desestabilizador, Capriles apeló a lo largo de su campaña electoral a la mafia de Miami, a los círculos de la extrema derecha norteamericana, también de Colombia, a los sectores de derecha de varios países, como España, y a medios de difusión internacionales que amplificaron sus pronunciamientos, como la CNN y otros canales, que persisten en la campaña al día de hoy.  En ese plan desestabilizador se integra el sabotaje eléctrico practicado en varios estados antes de la elección, para dañar la maquinaria electoral, más el hecho de que Capriles distribuyó profusamente, en vísperas de la elección, camisas y material de propaganda con la palabra FRAUDE .
En esta parte del discurso de Maduro, la multitud prorrumpió en el grito: ¡No volverán!, aludiendo notoriamente a los golpistas del 2002.
En la noche del domingo 14, la CNE emitió su pronunciamiento cuando contaba con la seguridad absoluta de que era irreversible. Esto ocurrió a una hora más tardía de lo habitual, porque la diferencia era reducida. En esas cifras, la diferencia de 1,59% de los votos (50,66% frente a 49,07%) se traducía en 234.935 sufragios, que en las cifras definitivas fue aumentada. Maduro ganó en 14 estados: Amazonas, Apure, Aragua, Barinas, Carabobo, Cojedes, Delta Amacure, Falcón, Guárico, Monagas, Portuguesa, Sucre, Trujillo, Yamacuy, y además en el Distrito Capital de Caracas. Capriles ganó en Nueva Esparta, Táchira, Zulia, Anzoátegui, Bolívar, Lara, Mérida y Miranda.
Maduro se comprometió a construir una nueva y poderosa mayoría y a ampliar el proyecto diseñado por el presidente Chávez. Uno de sus objetivos es: pobreza 0 en 2019. En una visita al Centro Comunal Endógeno Fabricio Ojeda, en la zona montañosa del oeste de Caracas, pudimos apreciar en directo la valiosa obra del gobierno bolivariano mediante sucesivas misiones y contando con la solidaridad cubana, en materia de vivienda, educación y atención a la salud. Maduro asume el viernes 19 hasta el 2019 y en  el acto de asunción estará presente el presidente Mujica, junto a mandatarios de América y representantes de todo el mundo.
La conclusión final es que se ha conjurado el gran peligro del golpe de estado y de  la restauración derechista y que la lucha continúa en pos del programa renovador de la revolución bolivariana.