"Venezuela en Revolución permanente: 'una sociedad que no acaba de morir, otra que no acaba de nacer'", por León Cristalli

19/2/2014
El actual curso de la revolución bolivariana socialista venezolana expresa una fase de un proceso necesario e ineludible, que don León Trotsky analizó ya en 1905 de cara al curso de la revolución rusa de esa época y las conclusiones, como la teoría extendida de Marx y Engels a ese tiempo de “La Revolución Permanente”. León Trotsky, asesinado por el stalinismo en 1940 en México, analiza las contradicciones del curso revolucionario que se generan en el tiempo de la “transición” del sistema capitalista a la construcción de la nueva sociedad, mostrando como este curso para afirmarse necesita extenderse internacionalmente para poder concurrir con el imperialismo, y quedando claro la imposibilidad del “Socialismo en un solo país”; analiza el papel de las clases y sus estratos diversos entre ellos el papel del campesinado y el proletariado como sustento social del programa y la política necesaria para afirmarse en la conducción desde el Estado con la base del partido socialista revolucionario. El curso más desigual y combinado es justamente la etapa de transición porque significa la transformación revolucionaria de una sociedad a otra superior, y que como solía expresar el camarada comandante eterno Hugo Chávez al analizar que en Venezuela vivimos “una sociedad que no acaba de morir y otra que no acaba de nacer”. Esa es la etapa que se vive hoy en Venezuela Estado Revolucionario “sui generis” como lo hemos calificado.
Pero será J. Posadas, obrero nacido en Argentina, dirigente revolucionario internacionalista, miembro desde 1947 del Secretariado Internacional de la IV Internacional fundada por Trotsky en 1938, quien en 1962 reorganiza desde América Latina la IV internacional a partir del abandono, por la parte europea de Secretariado Internacional (SI) de la concepción de Trotsky de la Revolución Permanente ignorando el curso de la revoluciones en América Latina, Asia y África se concentran en un europeísmo como política. Es J. Posadas aplicando a Trotsky , quien desenvuelve en tiempos y espacios posteriores al fin de la II Guerra mundial y la política de “Coexistencia Pacífica”, la teoría y política que denomina “del Nacionalismo al Estado Obrero”, apoyado en un análisis profundo de la estructura de la fase de la lucha de clases y su expresión “desigual y combinada” en la “etapa de transición” que surge claramente del curso de la Revolución Permanente. Ese curso, que es justamente el que ahora se expresa en toda América Latina de distintas formas desiguales y combinadas pero con una raíz que las unifica en forma y contenido, que son procesos sociales, políticos y económicos antiimperialistas que en su desarrollo avanzan sobre la raíz de atraso: el capitalismo.
Por ello no son las formas sino el contenido estructural, social de masas, en que se expresa la Revolución Permanente en esta época y que el camarada Chávez llamó a estudiar. Un curso que no siendo los de la época de don L. Trotsky, ni del tiempo de J. Posadas, aparecen en formas distintas siendo así, de una misma estructura combinada como desigual. Es el curso que se abre dinámicamente a principios del Siglo XX ante el fin del ciclo expansivo del sistema capitalista con la unidad dialéctica de la lucha de clases con la rebelión de las fuerzas productivas. Acontecimiento único en la historia y por ello no lineal, en que se entierra miles de años de construcción del capitalismo con la aparición en transición de la nueva sociedad en construcción.
Una sociedad que orgánicamente está pariendo la historia con distintas expresiones pero una misma raíz estructural: la necesidad de superar la división de clases en la concentración del progreso científico, productivo, orgánico de la vida social que ya no se sostiene en el fagocitario capitalismo abriéndose la discusión del socialismo, cómo se construye y es eje de la lucha entre el progreso social y el conservadorismo de la clase capitalista. Una etapa nueva, que no vivió Don L. Trotsky antes de la II Guerra Mundial como a su fin con el nuevo panorama que surgió con el crecimiento de nuevos Estados (mal llamados) Socialistas, la URSS, China, etc.; o como a J. Posadas con la caída de la burocracia de la URSS y el llamado “campo socialista” que permitieron durante poco más de una década, modificar el campo de la lucha de clase por la inexistencia del “faro que ilumina el mundo”.
Sin embargo, en nuestra reflexión, no se podrá analizar lo que está ocurriendo en Venezuela Bolivariana, Socialista, Chavista sin utilizar esta herramienta que naciendo de Marx y Engels, don León Trotsky, y J. Posadas llega hasta nuestros días como es “la Revolución Permanente” y “del nacionalismo al Estado Obrero”. Esa “Revolución Permanente” a la que el Comandante eterno Hugo Chávez reiteradas veces llamó a estudiar y discutir para aplicar y se expresa en el Plan Patria, documento testimonial del pensamiento de Hugo Chávez.
A eso se opone la derecha capitalista y sus cipayos internos. Contra ello se lanzan a la calle grupos de clase media que no se ven reflejados, integrados en la nueva Venezuela en construcción. No es solo la magia del dinero imperialista y sus Leopoldo López o Capriles los que permiten estas acciones de un sector minoritario de la población que produce el PBI de Venezuela. Son grupos organizados, financiados y entrenados en el exterior los que encabezan y alientan el terrorismo social. Porque de fondo no es contra un estado que aún no les ha tocado su forma plena de vivir y disfrutar de los beneficios del petróleo, de un gobierno que ha sostenido una política económica de convivencia con ese “capitalismo que aún vivimos” decía el camarada Hugo Chávez, y que con errores de aplicación no logró impedir la salida de decenas de miles de millones de dólares al exterior por este sector minoritario, pero con poder económico de la sociedad venezolana.
Ese “poder” al que ahora llama el camarada Nicolás Maduro en la reunión con el Mercosur obrero, que debe política de la clase obrera, que debe tener “política de poder”., cuando recuerda: “Chávez creyó en la clase obrera y la convocó para construir una nueva sociedad, levantarla y reivindicarla (…), luchó por la unión de la clase obrera de América Latina”. El camarada Maduro enfoca el fondo de la cuestión, que es donde está la posibilidad de la contrarrevolución de desestabilizar o intentar golpes de estado en Venezuela. Ya no es el 11 de abril de 2002, donde aún no se había planteado con claridad la necesidad de la construcción de la nueva sociedad. No se discutía el socialismo bolivariano, no se abría la política de la Integración Regional para enfrentar, no solo el imperialismo, sino para planificar el desarrollo de la región con una política de unidad.
Sin embargo, ahora como ayer en el 2002/03 nunca pudieron movilizar socialmente a cientos de miles, a trabajadores meterlos en las “guarimbas” y actos terroristas, que hacen asesinatos de civiles y militantes, chavistas y no chavistas que ellos mismos ejecutan como el 11 de abril del 2002, o como en los EEUU. lo hicieron salvajemente asesinando a miles en el auto atentado de ”Las Torres Gemelas del 11 de septiembre del 2001.
Por ello es importante no caer en las provocaciones. La política de “paz y trabajo” de los camaradas del gobierno revolucionario legitimado en 18 elecciones nacionales, es totalmente correcta. Ante el inevitable golpe que se produce tras la partida física del gigante Hugo Chávez la misión es continuar la lucha: “Que nadie se canse, que nadie se rinda; hay que unir a la clase obrera de América Latina en una poderosa confederación de todos los movimientos sociales, sindicales, obreros, de trabajadores. ¡Tenemos que lograrlo! Ese es el poder verdadero del futuro”, afirma concentradamente unido al curso de la historia de la humanidad el presidente Nicolás Maduro.
Es necesaria una economía alternativa, que en Paz y Trabajo, incluya a todos los sectores de la sociedad pero cuyo nuevo poder sea de los trabajadores. Es la clase obrera la que debe ser protagonista de la nueva historia, tener poder político, social, económico y militar, plantea Maduro, quienes trabajan todos los días y viven de un salario son millones y en ellos está la esencia de las democracias, porque la clase obrera constituye la columna vertebral del pueblo. El camarada Chávez planteó este objetivo socialista en el Plan de la Patria, donde aparece con claridad uno de sus grandes sueños: establecer una red productiva entre las empresas recuperadas de nuestra América, “porque necesitamos aprender unos de otros, la disciplina laboral de producir”.
Creemos que es aquí en la discusión del proyecto de la nueva sociedad, hermanados en La Patria Grande que soñaron Bolívar, San Martin, Artigas, Belgrano y cimentada en decenas de miles de luchas obreras, campesinas, sociales en estos 200 años de una independencia restringida y controlada, por ahora o hasta ahora.
Como en estas circunstancias aparecen, una y otra vez, a los que calificamos hace mucho como “el Gurú de la derrotas”, los derrotistas de siempre como oportunistas de ocasión. La izquierda social que en su cabeza de dirección tiene desde poca capacidad política y vergüenza hasta terminar lastimosamente en ser solo desadaptados sociales que no lucha por una nueva sociedad, sino para sacarse sus traumas o apetitos personales.
Venezuela Bolivariana, Chavista, Socialista está pasando por una necesaria limpieza interior. Hacerlo sola es a un costo mayor, pero siendo no solo semánticamente solidarios, sino militantemente unidos y organizados Integrada América latina en una planificación necesaria de qué, cómo y cuándo producir. Como de la sociedad y el valor del poder social, político por sobre el meramente económico. Es de fondo lo que plantó Hugo Chávez en la Unidad Política, no solo integración económica. Es ahora donde poner la política y construir el “poder” para enfrentar al imperialismo y su plan geopolítico contrarrevolucionario mundial, no solo en Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia, Brasil etc., sino en Siria, Ucrania etc., como ahora continúa con el gobierno de Nicolás, Elías, Diosdado y todo el equipo político en el Gran Polo Patriótico, el PSUV, Sindicatos, organizaciones sociales, culturales, milicias en el pueblo organizado.
Desenvolver una política de “paz y trabajo” como se hace ahora, en la movilización nacional de las fuerzas productivas en monolítica unidad de acción con las fuerzas armadas bolivarianas revolucionarias. Con la milicia popular y todos los estamentos sociales. Dando en ello una discusión integradora con los sectores medios que aún no se sienten estimulados a ser parte del curso ascendente social. Que no se ven incluidos, aunque se han beneficiado largamente de estos 15 años de revolución. Por ello lo que hacen los Leopoldo López, Capriles, y los secuaces escondidos tras la prensa mediática mundial imperialista, va a diluirse socialmente perdiendo fuerza y quedando como lo que realmente son: rezagos de la corrupción que incluso infiltrados en la revolución sabotean desde adentro el cuso, pero cada vez con menos fuerza operativa.
El intento de hacer un gobierno regional autónomo en el Táchira, va acompañado a lo que quería antes Rosales en el Zulia. Uno con frontera abierta a los paramilitares y narcotraficantes colombianos agentes de los yanquis, sicarios que asesinan a su madre. Es ese un viejo proyecto imperialista, “recuperar para los EEUU el petróleo venezolano”, dividir el país intentado abrir una brecha para una “invasión yanqui pacificadora” al estilo Irak, Libia, Afganistán, etc. Por ahora solo aplican el primer paso al estilo Siria, Ucrania, antes Yugoeslavia, etc. Pero “sin base social solo quedan con el culo expuesto” y se desenmascaran solos en cómo entienden la “democracia tutelada capitalista”, como ahora donde poniendo en el mismo nivel el terrorismo guarimbero de los López y otros, con la acción política de integración y pacificación nacional del gobierno revolucionario, como solo Santos y Piñera que pisaron el palito de la indignidad ante los pueblos democráticos del mundo. Porque el 80 % del pueblo venezolano no quiere volver a la IV República, a la dependencia del imperio, a la permanente “fiesta salvaje de la burguesía más estúpida del mundo” que tenían sus ingresos petroleros en Venezuela pero vivía en Miami, como la calificara hace 45 años J. Posadas.
Esto es, en nuestra opinión, parte de la necesaria discusión de Venezuela pero que es indivisible a toda la región. Lo hacen contra Dilma, Cristina, Mujica, Evo, Correa, y mañana Bachelet. Hay que organizar toda América latina para desde la hora de los pueblos, como el 5 de Noviembre de 2005 en Mar del Plata, Argentina, volvamos a ser capaces de derrotar al ALCA pero también a los que les dan sustento, externa e internamente.
La revolución permanente que don León Trotsky analizó hace 110 años está vigente en el curso actual en la estructura del “Nacionalismo, al Estado Revolucionario y el Estado Obrero” (J. Posadas). No Pasarán ni Volverán en Venezuela, Argentina, Brasil Bolivia, Ecuador, Chile. “El curso luminoso del progreso de América latina”, que escribimos hace 15 años, no se apaga sino que crece con la unidad de los pueblos. Venezuela Bolivariana no está sola: nos representa a todos!
León Cristalli, director de la revista internacional “Conclusiones”. 19 febrero, 2014