"Nuestro amor por la paz es infinito, pero la paciencia no"

Por Carlos Fonseca Terán. 
Dicen los “autoconvocados” que las barricadas son para que no entre la Policía, pero las raras veces que llega la Policía es a quitar las barricadas, o sea, las barricadas son primero y la Policía llega después (las raras veces que llega, y casi no sale de sus cuarteles precisamente para no dar pretextos a los mentirosos azuzadores). Por tanto las barricadas no son para defenderse sino para agredir a los que no están de acuerdo con ellos, que cada vez son más.
Si la Policía pone orden dicen que es represión. Si se acuartela, la atacan violentamente y si responde al ataque, otra vez es represión. A los sandinistas que quedan atrapados entre una y otra barricada los amenazan y agreden, y cuando se defienden, entonces dicen que llegaron “los paramilitares” a reprimirlos.
Los sandinistas sabemos que la orden es no agredir ni usar la violencia, a no ser como último recurso para defenderse. Y aun así los “autoconvocados” terroristas viven quejándose, diciendo que los agredimos, poniéndose como víctimas, cuando ellos son los victimarios.
Esto significa que si la intransigencia de sus representantes en el diálogo nos obliga a cambiar de estrategia y pasar a la ofensiva, ya no tendríamos costo político adicional que pagar, pues simplemente seguirían diciendo lo mismo que ahora. De modo pues, que lo único que nos detiene ahora es nuestro amor a la paz. Y aunque ese amor es infinito, la paciencia no lo es. Eso sí, en caso de que perdamos la paciencia lo haremos con serenidad, conscientemente, y lo que hagamos será bien planificado y organizado.
Esperemos que ese momento nunca llegue, pero desgraciadamente eso no depende de nosotros.