MIU condena masacre Israelí en Gaza

Aprovechando la distracción del Mundial de fútbol, contando con el apoyo abierto y encubierto del Gobierno de los Estados Unidos y de la OTAN, el ejército israelí está cometiendo, con absoluta impunidad y cinismo, una de las mayores matanzas de civiles palestinos asentados en la Franja de Gaza y sometiendo a prueba, no solo la conciencia y decencia de la humanidad, sino también su armamento más sofisticado.
Las ONGs, Gobiernos e instituciones que tradicionalmente se rasgan las vestiduras y atronan el espacio con sus condenas y demandas radicales, ante violaciones de los Derechos Humanos, reales o supuestas, han guardado ahora un vergonzoso silencio. De esta crisis emergerán como lo que son: cómplices del crimen.
Renombradas personalidades, siempre pródigas para condenar Gobiernos que no agradan al de Estados Unidos, han desaparecido por estos días, sospechosamente, de las primeras planas y noticieros estelares guardando su verbo infinito para cuando ya Israel haya demolido Gaza y masacrado a su población civil, en nombre de la venganza.
Ante tanta desvergüenza, el honor de la humanidad, como siempre, está siendo salvado por los pueblos del mundo y un puñado de Gobiernos dignos y solidarios con la causa palestina.
Más de 150 muertos, la quinta parte de ellos niños y alrededor de 1200 heridos, la mayoría civiles indefensos, son testimonio sangrante del “heroísmo” sionista y trofeos de su matanza. Pocas veces, en la historia humana, se ha desarrollado un genocidio tal, a plena luz del día, ante la mirada indiferente de quienes están en el deber de detenerlo y condenarlo.
Ni el presidente Obama, Premio Nobel de la Paz, ni Ban Ki Moon, secretario general de la ONU, ni el Papa Francisco han actuado con suficiente voluntad para frenar a los “perros de presa sionistas”, lanzados contra ciudades abiertas y gente indefensa, limitándose a “deplorar la situación creada y llamar al diálogo a las partes enfrentadas” ignorando, convenientemente, que una de ellas es la que bombardea y mata y la otra solo pone los muertos y los heridos.
En República Dominicana la situación es la misma. Los principales partidos del país, el Congreso Nacional, los medios de comunicación y muchas ONG´s, han vuelto el rostro para el otro lado, callan, disfrutan el Mundial y prefieren opinar sobre minucias intrascendentes. También aquí son el pueblo, un puñado de gente digna y algunas organizaciones y grupos progresistas los que protestan contra el crimen y piden el cese del genocidio sionista.
En Gaza los sionistas están probando armamento de última generación contra la población civil, entre ellos drones y bombas que contienen acero líquido y que no dejan sobrevivientes a decenas de metros del sitio donde estallan. De asesinato premeditado han calificado su uso médicos europeos que atienden centenares de víctimas en los precarios hospitales de Gaza. Para el Gobierno sionista y sus empresas guerreristas es solo cuestión de negocios: ya tendrán oportunidad de vender al resto del mundo estas armas homicidas, suficientemente respaldadas por los magníficos resultados obtenidos aniquilando seres humanos.
Arraigado en lo profundo de la historia del pueblo dominicano; en los ideales redentores de los trinitarios y el sacrificio de los restauradores; en la memoria sagrada de quienes se irguieron para defender la constitucionalidad y la soberanía de Quisqueya ante los invasores extranjeros, existe un pueblo libre, decoroso y solidario, siempre rebelde ante los crímenes y el abuso, cométase donde se cometa. Es en este pueblo donde se ha refugiado hoy la dignidad nacional y el decoro colectivo: es él quien levanta su voz, ante el silencio cobarde de tantos y reclama el cese del genocidio sionista en Gaza y la condena vertical contra los agresores.
Para el pueblo dominicano es tan inadmisible un niño judío incinerado a manos de los nazis en el campo de concentración de Auschwitz, como un niño palestino quemado vivo por las bombas sionistas lanzadas sobre Gaza.
El Movimiento Izquierda Unida, junto a lo mejor del pueblo dominicano, condena sin reservas, alto y claro, la cobarde agresión de Israel contra el pueblo palestino de Gaza y llama a la constitución de una corte internacional, como la de Nuremberg, para juzgar y condenar a los culpables de los crímenes sionistas y sus patrocinadores, incluyendo las empresas que lucran con la venta de armamento manchado con la sangre de los niños palestinos.
No puede haber impunidad ni olvido para el crimen y el genocidio. No puede haber silencio ante esta barbarie flagrante.
Hoy pasa por Gaza la línea que divide a los hombres de las bestias. Es el momento de las definiciones.
COMISION POLITICA.