El XVIII Encuentro del Foro de São Paulo en Caracas

Por Niko Schvarz
Caracas fue sede por primera vez de un encuentro del Foro de Sâo Paulo (FSP), creado en julio de 1990 y que agrupa a las fuerzas de izquierda, democráticas avanzadas y progresistas de América Latina y el Caribe. Este XVIII Encuentro fue uno de los que contó con mayor participación en su rica historia.

En la reunión se examinó la situación de América Latina en el cuadro de la más aguda crisis mundial del capitalismo, particularmente en EEUU y Europa. Se proyectaron medidas de solidaridad con nuestros pueblos, particularmente los que han sido afectados por golpes de estado,  así como el apoyo a la lucha por eliminar los resabios de colonialismo, casos de Puerto Rico y las Malvinas, extendiéndose la solidaridad a los palestinos y saharauies en procura de un destino independiente y soberano. Las reuniones plenarias, debates, talleres temáticos en número de 14, entre ellos de la juventud y las mujeres, así como reuniones bilaterales en profusión, tuvieron lugar entre el 3 y el 6 de julio y culminaron en un multitudinario acto en el Teatro Teresa Carreño, en el que intervinieron Rodrigo Cabezas en nombre del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Valter Pomar como secretario ejecutivo del FSP, el representante de Cuba José Ramón Balaguer, el de Ecuador, el canciller y dirigente de Alianza País Ricardo Patiño, Luis Dulci por Brasil (que introdujo un video de Lula) y el presidente Hugo Chávez en el discurso de clausura del Encuentro.
 Los avances de la izquierda latinoamericana y la contraofensiva golpista
En la reunión se valoraron ampliamente los avances de la izquierda en el continente a partir de la creación del Foro de Sâo Paulo en 1990. Mirado en retrospectiva, se requería una gran audacia política para echar a andar un organismo de conjunción de las fuerzas de izquierda del continente en el marco de la brusca retrogradación de la situación internacional, signada por la desaparición de la URSS y del campo socialista europeo. En ese momento existía un solo gobierno de izquierda en el continente, el surgido de la revolución cubana del 1º de enero de 1959. Cuando se creó el Foro, nadie podría imaginar que en apenas dos décadas, los partidos que lo integran habrían de concretar cambios de semejante trascendencia en el continente.
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Esto es lo que destacó Lula en un mensaje breve y conceptuoso, exhibido en video en el acto final. El ex presidente  fue fundador del FSP, en nombre del PT brasileño (permítaseme decir que yo estuve allí, junto a Jaime Pérez). Valorando el camino recorrido, expresó: “Hoy, gobernamos un gran número de países, e incluso donde somos oposición los partidos del Foro tienen una influencia creciente en la vida política y social”.Y agregó: “Los gobiernos progresistas están cambiando el rostro de América Latina. Gracias a ellos, nuestro continente se desarrolla de modo acelerado, con crecimiento económico, creación de empleos, distribución de riquezas e inclusión social”. Con esta conclusión relevante: “Hoy somos una referencia internacional de alternativa victoriosa al neoliberalismo”.
 Este cuadro realista tiene su reverso, y es la contraofensiva desplegada por las fuerzas regresivas de la derecha, en connivencia con el imperio, para revertir la situación e impedir que se consolide el cambio de época que vive América Latina, según la acertada definición del presidente ecuatoriano Rafael Correa, que tuvo amplio eco en el encuentro. Esta contraofensiva se reflejó nítidamente en el golpe de estado del 15 de junio en Paraguay, que derrocó al presidente Fernando Lugo. Uno de los temas centrales de las deliberaciones fue la solidaridad activa con el pueblo paraguayo en su lucha, que no ha cesado, por reconquistar la institucionalidad democrática. En el orden del día inmediato está la implementación concreta de estas medidas, sin dilación, lo que tiene como antecedente las que se acordaron por parte del Regional Sur del FSP en su reciente reunión en Montevideo. También se inscribe en este cuadro la resolución de apoyo a la decisión de los presidentes del Mercosur en su reunión en Mendoza, el 28 y 29 de junio, de suspender al gobierno golpista de Paraguay del bloque, hasta tanto sea restaurada la democracia (punto 8). Una decisión similar adoptó la Unasur en esa misma instancia.
El golpe en Paraguay tiene como antecedente el golpe de Estado de  junio de 2009 en Honduras. Antes aún, se registró el golpe contra el presidente Chávez en abril de 2002, el golpe de estado policial en Ecuador contra el presidente Correa en setiembre 2010 y varios intentos golpistas y secesionistas contra el presidente Evo Morales en Bolivia, incluido el reciente motín policial, todos ellos desbaratados por la acción de las fuerzas democráticas. Éste fue uno de los grandes ejes de la discusión del Encuentro, tanto en la valoración de los avances registrados por la acción de los gobiernos progresistas como en la necesidad de cerrar filas contra los intentos golpistas y la solidaridad con los pueblos y gobiernos agredidos.
El ingreso de Venezuela al Mercosur, la integración regional y continental
En la reunión y en su entorno se valoró intensamente el ingreso de Venezuela al Mercosur. En el punto 8 de la Declaración final se establece que “las presidentas Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner junto al presidente José Mujica aprobaron la incorporación de Venezuela como miembro pleno del bloque político y económico más importante de esta parte del mundo”. Se establece luego la posibilidad del ingreso de Ecuador, con lo cual el bloque tendría salida al Pacífico. Al tema se refirió especialmente el presidente Chávez en su discurso de clausura del Encuentro.
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Esto se encuadra dentro del gran tema de la integración, concretado al máximo nivel en la Unasur y la Celac. En cuanto a la primera, se registran avances en  la construcción de una nueva arquitectura económica que parta del criterio de la complementariedad, la cooperación, el respeto a la soberanía y la solidaridad, con el agregado de una política de defensa común, vinculada al desarrollo y al sostenimiento de América Latina como una zona de paz, libre de armamento nuclear. Por su parte, la Celac, creada en Caracas en diciembre 2011, marca un punto de inflexión en el proceso integrador (puntos 12 y 13). Se afirma que “la integración cuenta con una base material que son las fuerzas productivas y los recursos naturales cuantiosos y diversos, los bosques, el petróleo, minerales de todo tipo, el gas, amplias extensiones de tierra para el cultivo y la cría, y lo más importante, cuenta con la diversidad cultural y humana de más de 500 millones de seres. El proceso de integración debe buscar políticas comunes en el manejo y uso soberano de los recursos naturales, incluyendo la defensa del agua y su reconocimiento como un derecho humano” (punto 15).
 Un tema relevante es el reclamo de liquidación de los enclaves coloniales, con especial referencia a la independencia de Puerto Rico (punto 26) y a la soberanía argentina sobre las islas Malvinas (punto 24). En su proyección internacional, se expresa por la soberanía y autodeterminación de Palestina  y su ingreso a la ONU como miembro de pleno derecho (punto 36) y en apoyo a la lucha del pueblo saharaui por su soberanía e independencia nacional (punto 35).
 Repercusión internacional, lucha por la paz mundial
El Encuentro logró amplia repercusión internacional. Jean-Luc Mélenchon (líder del Frente de Izquierda francés, presente en el mismo) valora el concepto de “revolución ciudadana” que sustenta Alianza País del presidente Correa en Ecuador, así como la experiencia unitaria del Frente Amplio uruguayo.
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El Foro de Sâo Paulo hace causa común con las fuerzas pacifistas del mundo, lo que se expresa en el rechazo a toda forma de intervención extranjera en Siria y en Irán (punto 37), para evitar las matanzas que las fuerzas de la OTAN han perpetrado en Irak, en Afganistán (que persisten) y en Libia.
Y por último, un llamado a la paz mundial. El punto 41 y final “convoca a los pueblos a luchar contra el neoliberalismo y las guerras, a construir un mundo de paz, democracia y justicia social. Otro mundo es posible y nosotros y nosotras lo estamos construyendo: un mundo socialista”. La Declaración de Caracas lleva por título: “Los pueblos del mundo, contra el neoliberalismo y por la paz”.
Publicado en  La República,  13 de julio 2012, pág. 13