Dilma quiere blindar el legado chavista

En junio del 2011 Dilma recibió a Chávez en el Palacio del PlanaltoLa presidenta concede a Caracas un lugar alto entre sus prioridades internacionales y recibe de sus asesores reportes diarios acerca de la situación política y la salud de Chávez. Marco Aurelio, el enviado de Dilma en Cuba.
Por Darío Pignotti – Desde Brasilia – 06/01/13
A su manera. Dilma Rousseff no es dada a la diplomacia presidencial cultivada con brillo por su antecesor, el dos veces mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, quien si continuara en el poder posiblemente ya habría formulado declaraciones sobre su “compañero” Hugo Chávez y hasta viajado a Cuba para saber de su convalecencia después de su cuarta operación contra un cáncer ocurrida el 11 de diciembre. El estilo de Dilma es más sobrio. Prácticamente no se ha pronunciado en los últimos días y lo poco que dijo sobre la coyuntura venezolana fue a través de sus colaboradores. Esta actitud no debe equipararse con un desinterés por el porvenir del proyecto bolivariano. Antes bien lo contrario. La presidenta concede a Caracas un lugar alto entre sus prioridades internacionales y recibe de sus asesores reportes diarios acerca de la situación política y la salud de Chávez.
Desde una playa del estado de Bahía donde pasa sus vacaciones, Dilma instruyó a su consejero internacional, Marco Aurelio García, para que se traslade a La Habana, donde el 31 de diciembre fue recibido por “altas autoridades” venezolanas y cubanas, según el bien informado sitio Opera Mundi.
Trascendió, en otros medios, que Rousseff telefonó a colegas sudamericanos para evaluar el presente y futuro venezolanos, y no se puede descartar que haya mantenido consultas con Cristina Fernández, con quien probablemente se encontrará este mes, como ambas lo acordaron en diciembre durante una reunión de tres horas celebrada en la residencia oficial, Palacio de Alvorada, al finalizar la cumbre del Mercosur en que se formalizó la adhesión de Caracas como quinto miembro pleno. Hay sintonía entre Brasilia y Buenos Aires al momento de manifestar el compromiso con la integración regional y también en la ejecución acciones concretas y eficaces.
Dilma y Cristina lo demostraron en junio cuando, en un mismo movimiento, suspendieron del Mercosur al golpista paraguayo Federico Franco y aceptaron la incorporación de Hugo Chávez, consumada en diciembre.
El ingreso venezolano al bloque había sido promovido por Lula y Néstor Kirchner en 2005, y cuestionado por fuerzas conservadoras como el Partido de la Socialdemocracia Brasileña, de Fernando Henrique Cardoso.
Desde la llegada del PT al Palacio del Planalto, en 2003, la aproximación con Venezuela es un dato distintivo de la nueva política brasileña post Cardoso (1995-2002). El ex mandatario y esfinge de la derecha brasileña actualmente dirige una fundación donde son recibidos de puertas abiertas dirigentes antichavistas y exponentes de entidades embanderadas con la “libertad” made in Miami.
En el PT entienden que es preciso blindar a la región para evitar que Venezuela trastabille a pesar de la conmoción causada por la dolencia de su presidente y el fantasma de la desestabilización agitado por la oposición. “La Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), Unasur, el Mercosur y todos los gobiernos de la región, comenzando por el de Brasil, siguen atentamente la situación, y no permitirán ninguna amenaza a la soberanía popular en Venezuela”, declaró a Página/12 Valter Pomar, miembro de la dirección nacional del PT.
“Prefiero apostar a que la derecha venezolana lo piense dos veces antes de partir hacia una provocación que en estos momentos de aprehensión y dolor puedan generar una reacción espontánea de la población con consecuencias que ciertamente son difíciles de prever… Me parece que la derecha venezolana tiene que resolver un dilema: o entiende que el chavismo es un proceso histórico y acepta ser oposición dentro de los marcos institucionales, o cae en el cuento de que el chavismo es un accidente que depende de su líder y se embarca en un aventura golpista”, sostiene Pomar, uno de los cuadros más influyentes en la Secretaría de Relaciones Internacionales del PT.
La interlocución del PT con el chavismo así como su vieja amistad con el Partido Comunista Cubano son activos políticos que potencian la influencia de Dilma Rousseff ante el actual cuadro de situación venezolano. Siempre discreta, la presidenta ha sabido articular una política externa binaria.
En el plano institucional actúa el canciller Antonio Patriota, un diplomático de carrera bien conceptuado en Washington tanto como en la nomenclatura del Palacio Itamaraty, sede de Exteriores, mientras Marco Aurelio García continúa en su oficina del Palacio del Planalto, a la que llegó hace diez años, desempeñándose como un embajador de la presidencia, y en algún grado, como emisario oficioso del PT.
Fue en esa condición que García viajó a Cuba la semana pasada. La misión de García fue transmitir el respaldo del gobierno brasileño a la continuidad del chavismo sea cual fuere la evolución de la terrible enfermedad de su líder y demostrar simpatía por el vicepresidente Nicolás Maduro.
La tesis del PT es igual, y así la resumió el dirigente Pomar. “El chavismo no depende de la presencia directa de Chávez… Obviamente su dolencia lanza varios desafíos sobre el funcionamiento del llamado chavismo, como el de crear nuevos liderazgos públicos, algo que no es imposible de hacer y el propio Chávez dio una ayuda en esto al indicar a Maduro.”

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Íntegra de la entrevista concedida por Valter Pomar a Darío Pignotti (en portugués)
– Voce acha que a doencia do presidente afeta o proceso regional de mudancas e politicas de integracao regional?
A doença não afeta o processo, no sentido mais profundo da palavra. A Venezuela vive um processo de mudanças que vem desde 1998. Tais mudanças se traduziram em uma nova Constituição, em novas funcionamento das instituições – inclusive partidárias e militares – e principalmente num novo patamar de consciência popular. As forças populares venceram, com folga maior ou menor, quase todas as eleições desde 1998, com a exceção da reforma constitucional. Portanto, o que os venezuelanos chamam de “chavismo” não depende mais da presença direta de Chavez.
Obviamente, a doença lança vários desafios sobre o funcionamento interno do chamado chavismo, por exemplo o de criar novas lideranças públicas e de estabelecer mecanismos eficazes de direção coletiva. Nada que seja impossível de fazer. E Chavez deu uma ajuda importante nisto, ao indicar Maduro.
– Tem mantido contacto com dirigentes venezuelanos nesses dias, o que eles falam da situacao e da ofensiva da direita politica e mediatica?
Tenho acompanhado a blogosfera e a mídia venezuelana. Me parece que a direita venezuelana vive um dilema: ou bem entende que o chavismo é um processo histórico profundo e aceita o papel de oposição dentro dos marcos constitucionais; ou bem cai no conto de que o chavismo é um acidente, dependente de um líder, e nesse caso embarca numa aventura.
– A presidenta Dilma esta informada o tempo todo sobre Venezuela (Kennedy Alencar dixit), ela pode cumplir um rol importante caso a oposicao venezuelana quera gerar crise ou procure ameacar a ordem democrática na Venezuela?
A Celac, a Unasul, o Mercosul, todos os governos da região, a começar pelo Brasil, acompanham atentamente a situação. E não permitiriam qualquer ameaça a soberania popular na Venezuela. Mas prefiro apostar que a direita venezuelana vai pensar duas vezes antes de partir para uma provocação, provocação que num momento de apreensão e dor, pode gerar uma reação espontânea da população, cujas consequências aí sim seriam difíceis de prever.
Fuente: Pagina 12