Taller de Proyecto Político, Económico y Social en Latino América y El Caribe

– Programación – Taller de Proyecto Político, Económico y Social en Latino América y El Caribe en el XXI Encuentro del Foro de São Paulo
PROYECTO NUESTROAMERICANO
Propuesta  argentina  para el taller del Foro de San Pablo México  julio-agosto 2015
La lucha por la integración definitiva de Nuestramérica es uno de los objetivos  fundacionales y principales del Foro de San Pablo  y está en el ideario de todos los partidos políticos y movimientos sociales que  bregan  por la  verdadera independencia y autonomía de nuestros países y  por la creación de una sociedad justa  y libre y un mundo mejor.
Esta lucha se viene llevando a cabo desde hace siglos,  pero, desde hace más de una década,  ha adquirido  una proyección especial  con el gran avance  de los pueblos  en la conquista del gobierno de varias naciones latinoamericanas y  el gran  empuje del movimiento  integrador que viene dando sus frutos  en la transformación del Mercosur , y la creación del Alba , el Unasur y la Celac.
Sin embargo, resta mucho por hacer,  sobre todo  en el plano  de la incorporación masiva  de la conciencia de los pueblos  Latinoamericanos y del Caribe a la convicción de que la integración y la unión definitiva de toda la región es el único camino para la consolidación de nuestros sueños de justicia y transformación de la realidad política económica y social.
Una de las herramientas fundamentales para esa lucha ideológica y política  es como en todos estos casos  el programa  político de  principios, bases  y acciones fundamentales  que constituiría el proyecto de gobierno  de la Nación  Nuestroamericana  una vez alcanzada la integración definitiva. Ese programa  es claro que no  puede ser  elaborado ahora, en una forma definitiva, pero sí pueden y deben ser  escritas las bases  y las líneas generales del mismo, que reflejen con claridad y sin ambigüedades nuestro ideario y nuestro proyecto de región,  es decir aquello por lo que luchamos y para lo que llamamos a todos a la lucha.
Integración declaraciones y proyectos concretos
Desde la década de los 80 del pasado siglo XX, el capitalismo,  y con él el mundo entero, sufrió una profunda transformación particularmente en las dinámicas de sus formas de acumulación.
Frente a lo que había sido hasta ese momento, y durante todo el siglo XX, el paradigma industrialista y desarrollista, del capitalismo, eje al servicio de lo que estuvo puesto todo el esfuerzo comercial y financiero, constituyéndose  el mundo de los países desarrollados (imperialistas) por un lado y los países subdesarrollados (dependientes) por el otro, se comenzó a desarrollar una impronta  neoliberal, destructora del intervencionismo estatal (y a la vez del estado benefactor), desreguladora de la actividad económica y, principalmente, de la financiera, que hizo que la renta financiera se transformara en la más lucrativa y poderosa de sus formas de acumulación.
Esta impronta  comenzó a estructurarse en el seno mismo del  esquema de acumulación anterior, el imperialismo,   principalmente a partir de las decisiones del gobierno norteamericano,  en la década de los 70, de  no respetar la convertibilidad establecida  entre el dólar y el oro,  denunciando así los acuerdos de “Bretton Woods” de finales de la segunda guerra mundial.
Esta nueva etapa del desarrollo del capitalismo, a nivel internacional y nacional, es conocida vulgarmente con el nombre de globalización  o globalización financiera .Y, como salto cualitativo en el desarrollo interno de un modo de producción (capitalista),  trastocó todo el panorama de las relaciones de producción y de la superestructura política y cultural de la humanidad.
Si   durante la etapa del capitalismo denominada imperialismo,  el mecanismo central de la extracción de riquezas era el ejercido desde las casa matrices de las empresas monopólicas en los países centrales, a los países dependientes,  a través de sus filiales, respaldadas por agresivas (y conspirativas) diplomacias y acuerdos espúreos con las oligarquías locales, a partir de la denominada globalización,  el punto de extracción de riqueza principal, ha estado más centrado en la extorsión financiera  que en la producción misma.
Mediante una estrategia verdaderamente revolucionaria  del capital, se instaló  el taller mundial  en países de bajo costo de mano de obra,  con lo que los productos industriales, principalmente tecnológicos, allí producidos, no tienen competencia que se les resista y son los que abastecen al resto del mundo  que, a lo sumo provee, puntos de ensamblaje,  o conserva algún tipo de producción industrial sofisticada  y de altísima tecnología.
Los capitales no estrictamente financieros del resto del mundo se han invertido en redituables empresas de servicios,  muchas de ellas antes en manos de los estados. La industria, de incipiente desarrollo en los países subdesarrollados (ex dependientes) sufrió un tremendo golpe y su, prácticamente, total desmantelamiento,  excepto en algunos nodos exclusivos. Y la mayoría de estos países volvió  al (o nunca salió del)   esquema exportador de materias primas, alimentos, recursos minerales y energéticos.
Lo que ha permitido sostener el consumo mundial ha sido  entonces  el crédito,   abundante en los países desarrollados, que  han llegado a niveles elevadísimos de endeudamiento  de su población, lo que estalló con las burbujas del 2008 en EEU y 2012 en Europa.
En el resto del mundo se produjo una terrible pauperización   con la aparecieron bolsones de indigencia  y marginalidad nunca antes vistos y situaciones de imposibilidad de pago del endeudamiento contraído sobre todo desde los años 70  hasta los 90, lo que llevó a mayores niveles de endeudamiento que terminaron de explotar como por ejemplo en argentina en 2001.
El capital financiero disponible necesita ser prestado, a las tasas más altas posibles, o invertido  en negocios redituables, al menor plazo posible.
Pero el otro mundo, el que no maneja el capital sino que  sufre las metamorfosis que este le impone   en su manipulación concentrada, no se ha quedado quieto durante la globalización.
Los grandes países   en los que se instaló la industria, principalmente China, han aprovechado  esta ventaja geopolítica,  para encarar un desarrollo autónomo frente al capital financiero internacional,  convirtiéndose, cada vez más y más, en un oponente   y en un obstáculo para sus  planes de dominación mundial.
La ex Unión Soviética que,  aun desplomada y desarticulada, siguió siendo una potencia  militar y energética  en la forma política del estado ruso y fue restableciendo, también, poco a poco y en asociación con China y otros países asiáticos,  su  autonomía política y volvió también  ahora como un jugador mundial externo ( y opuesto) a los dictats de las grandes  cities financieras.
En América Latina,  luego de la década perdida de los 80, las privatizaciones  y la mega corrupción de los 90, con las sucesivas crisis de la deuda,  denominadas con las bebidas embriagantes  correspondientes a cada país,  se comenzó a presentar un panorama de  posible  espacio de lucha por una cierta autonomía de los centros financieros internacionales,  a partir de la revalorización de la materia prima y los alimentos  por el aumento del consumo industrial y poblacional Chino. Es decir  que el área productiva  irremediablemente existente  aunque relegada a un rincón del mundo,  surtió a su vez sus efectos expansivos,  en el camino contrario de la pura especulación.
En este sentido, principalmente Brasil, con la conservación y desarrollo de un apreciable parque industrial  y, además, petróleo y soja, Venezuela con el petróleo y otros países  de América Central y del Sur,  a partir de sus recursos  y de un entramado de relaciones interregionales, comenzaron un camino de interrelaciones autónomas con tendencias antineoliberales  y antiimperialistas.
Por supuesto este movimiento ha tendido a encontrarse más y más  con   el otro movimiento autónomo  mundial que es el de China, Rusia y los países de sus áreas de influencia. Así se formó el Brics  paralelamente al Alba, Unasur, Celac y  el nuevo Mercosur y Latinoamérica y el Caribe  mantienen cada vez más relaciones con China y Rusia,  e incluso Irán y Sudáfrica.
El capital financiero internacional como forma paradigmática de la dominación capitalista mundial está en su punto más crítico desde el inicio de la globalización.
Después de las crisis de 2008 y 2012,  que, lejos de superarse, se  convirtieron en situaciones crónicas, se encuentra ante el desafío  que le plantean los pueblos del mundo,  incluso de los países desarrollados,  que rechazan cualquier tipo de ajuste  que se haga para pagar las deudas contraídas al margen de proyectos  nacionales o regionales serios,  bien planificados y en términos equitativos.
Los gobiernos se encuentran con reclamos de su población  por más trabajo,  mejores salarios,  más atención  de salud pública,  de educación  pública gratuita y mejores servicios, y esto es ya un clamor generalizado en todo el mundo.  Por primera vez en la historia del capitalismo la población mundial está alineada en una única posición de desconfianza desprecio y rechazo  del capital y particularmente de su forma financiera actual.
Este consenso  mundial es el que explica la falta de espacio que están teniendo  ciertos sectores del poder global para desplegar sus estrategias de dominación, la necesidad de recurrir a la fuerza el complot el espionaje  y la violencia e incluyo el fracaso de estas últimas y desesperadas formas de dominación. Los casos de Siria,  Irán,  Irak,  Afganistán , Ucrania  las crisis de espionaje  con los casos  de Assange , Snowden, las escuchas a primeros mandatarios de varios países entre ellos la propia Alemania , la brecha creciente entre las facciones políticas norteamericanas ,  son expresiones de esta crisis de poder  que responde a una crisis de sistema del capital en su forma financiera predominante.
Frente a esta situación las contradicciones entre los propios grupos financieros dominantes se agudizan  y adquieren, en EEUU por ejemplo, la forma de enfrentamientos entre la extrema derecha  republicana, con el Tea Party a la cabeza, y  el gobierno de Obama. En Europa los enfrentamientos entre el gobierno inglés y el alemán también dan muestras de esta ruptura estructural.
Así las cosas,  es necesario crear un frente común,  que proteja  a la humanidad de las reacciones finales desesperadas,  pero no por eso menos peligrosas y  con menor poder de destrucción, que estos grupos  despliegan  cada vez más vorazmente.
La relación dialéctica interna del sujeto histórico (revolucionario) en la globalización capitalista parece  estar constituyéndose  entre grandes movimientos de masas plurales e intersectoriales, que se identifican con sus liderazgos gubernamentales nacionales de diversas formas  pero, fundamentalmente, respaldándolos  electoralmente o sosteniéndolos con su consenso activo. A la vez  han surgido proyectos de integración regional e internacional que son el fruto del desarrollo teórico político de  los sectores ideológicos más avanzados, que empujan en el sentido internacionalista y socialista el rumbo global.
La tensión entre masas , proyecto y clase,  que en un principio se fundían en una sola acción revolucionaria  como en la Comuna de París y que frente al imperialismo del siglo XX se estructuró  con el movimiento de masa por un lado y las vanguardias políticas que lo conducían por el otro parece haber adoptado hoy una dimensión compleja entre lo nacional y lo internacional  en el que las direcciones de los partidos organizaciones y movimientos de izquierda y populares  tiene  el papel de desarrollar el pensamiento de avanzada para nutrir al movimiento de gobiernos-pueblos que buscan las formas de unirse contra el nuevo imperialismo de la globalización financiera.
En este sentido el foro de San Pablo aparece como uno de los espacios en el que este pensamiento se realiza.
Una de las propuestas  que debería producir el debate teórico de avanzada, que llevamos a cabo en este foro,  es la relacionada con la actividad de los fondos financieros parasitarios y depredadores conocidos como fondos buitres. La decisión de  no permitir nuevas reestructuraciones de deuda, que es, por ejemplo, lo que está detrás de la decisión de la justicia norteamericana en favor de los fondos buitres contra Argentina, apunta a que los que no puedan pagar la totalidad de la deuda no puedan hacer quitas y tengan, entonces, que pagar en especie,  con parte del patrimonio o el territorio nacional o con  concesiones leoninas,  de tremendo impacto negativo en el bienestar de la población propia.
Pero nunca ha habido tanto consenso a nivel internacional, incluso de organismos financieros establecidos por el mismo sistema del capital,  en el sentido de la necesidad de evitar estas situaciones,  por lo que están maduras las condiciones para establecer una regulación  internacional  urgente de todas estas situaciones, con el consenso de todos los países y seguir luego avanzando con la regulación y la planificación general de la economía.
Es decir que el sujeto histórico es hoy todo ese consenso antiespeculativo mundial  que en muchos países es interpretado por líderes o gobernantes que encabezan proyectos nacionales, inscriptos en proyectos regionales,  antiglobalizadores. El sujeto es el movimiento  pero también el liderazgo gubernamental  en relación dialéctica con este.
A este movimiento del sujeto  histórico revolucionario actual  que se mueve  inevitablemente en forma espontánea, como reacción de los movimientos de masas frente a  las situaciones  que le imponen el capital en crisis  debe agregarse  un  centro  de elaboración colectiva de  la estrategia integradora regional y mundial,  que no puede estar compuesto más que por los partidos y líderes políticos   que por su trayectoria histórica y por su conducta  insobornable en la lucha contra  el sistema  de dominación mundial  tengan la autoridad mundial e inspiren la confianza necesaria a los pueblos del mundo. En ese sentido el foro de San Pablo  debe ser una de las bases de formación de ese núcleo de inteligencia colectiva de izquierda internacional para el diseño de la estrategia de liberación definitiva  y universal de los pueblos. De hecho el Foro  ya tiene  extensiones a los EEUU y a Europa.
A partir de ello creemos que  como  aporte a la construcción de este centro  de vanguardia colectiva de la transformación  mundial,  el foro de San Pablo debería  convocar a otras organizaciones partidarias, sindicales o movimientos populares del resto de los países del mundo para  reclamar en conjunto a  las Naciones Unidas que se  convoque en forma urgente  una convención internacional  sobre la regulación de los movimiento financieros internacionales.
Al mismo tiempo  el foro de San Pablo, como  capítulo latinoamericano y del Caribe de este centro mundial estratégico de los pueblos,  debe  avanzar en la confección de un proyecto de gobierno nuestroamericano  que acople con el proyecto mundial.
Esta tarea la podría llevar adelante una comisión especial  de proyectos  del Foro de San Pablo creada al efecto  con la participación representantes de todos los partidos miembros y consultores especialistas en las distintas materias que deberían cubrir el proyecto.
SI bien estos proyectos pueden parecer  ambiciosos,  hay ya mucho elaborado sobre  las acciones  que deberían imperiosamente comenzar a implementarse a nivel planetario  con relación al desarrollo sustentable y la preservación de la vida, la regulación y distribución demográfica  y la redistribución equitativa de los recursos  tanto en el planeta como a nivel regional.
El  o los proyectos deberían abordar en forma concreta  la planificación de la integración  en sus distintos pasos  en todos sus aspectos  ( económicos , políticos , culturales y sociales) proponiendo las acciones necesarias para llevar a cabo la integración continental, de modo que la palabra integración vaya tomando cuerpo real, con una propuesta concreta totalizadora, que deberían oportunamente ir aceptando  las pueblos y las naciones en procesos democráticos participativos  de creación  de soberanía regional . Sin duda un documento de este tipo estimularía  el debate político ideológico económico y cultural y aportaría ideas, datos  y diagnósticos y generaría presión positiva sobre aquellos que tienen que tomar las decisiones  en ese sentido.
Por supuesto el proyecto sería siempre un proyecto “en movimiento” ya que es imposible pensar en una planificación anticipada de tamaño proceso político y social pero ese  proceso solo podrá acelerar su marcha a partir de una primera propuesta concreta aunque inacabada.
Relación entre el proyecto y la práctica política. Una dialéctica.
Es preciso insistir en que el documento que proponemos  tiene sentido básicamente como instrumento articulador entre la teoría y la práctica política revolucionaria  democrática y progresista en la región.  Sus propuestas  lo son para el debate  la discusión y  la redefinción y transformación permanentes y ese proceso debe ser el instrumento que nos permita aglutinar y organizar en torno a este debate a las más amplias masas populares. A su vez  en tanto mayor y más amplia sea la participación en el debate y la formulación y reformulación de las propuestas y estrategias políticas sociales y productivas, más posibilidades de implementación real tendrá el programa o sus partes. Esta dialéctica entre la teoría y práctica no es nueva ni una invención nuestra sino que está inscripta en la práctica transformadora de los pueblos  desde los inicios de los movimientos reinvidicativos y revolucionarios.
 
Diagnóstico y propuestas. Dificultades. La falta de antecedentes
Una de las limitaciones importantes para la  redacción de este tipo de proyectos  es la escasez de antecedentes  suficientemente elaborados lo que no resulta casual sino que es indicativo de las dificultades que ha tenido la visión integracionista en hacerse carne  en el ideario de los dirigentes partidos y movimientos políticos Latinoamericanos  a lo largo de la historia. Una redacción avanzada de lineamientos concretos de un programa  regional de gobierno habría  sido el producto de un consenso  arraigado de la imperiosa necesidad de avanzar en la integración, lo que luego del inicial y aislado intento  determinado por la certeza de los libertadores , en especial Simón Bolívar, no tuvo momentos de auge suficiente hasta como ya dijimos los últimos 15 años en que el desarrollo de la lucha  contra el neoliberalismo  de los pueblos latinoamericanos y muchos de sus líderes gubernamentales puso la cuestión nuevamente en la agenda  interregional, la que poco a poco se ha ido presentando como más necesaria y urgente.
Tampoco es casual que uno de los pocos antecedentes de esfuerzos de inicio de  construcción de un proyecto de estas características haya sido el realizado por los integrantes del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos Pedro Gual del Ministerio de Poder Popular ara Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela.[1]
Es en dicho país y al calor de la conducción del Comandante Hugo Chávez desde donde han partido  ya desde  los inicios del nuevo siglo los llamados más enfáticos a avanzar  en la integración  regional de nuevo tipo con el horizonte en el “Socialismo del siglo XXI”.
Si bien este documento fue concebido  en aquel momento como un proyecto de integración  de la región de América del Sur, tanto sus fundamentos históricos y políticos  como sus propuestas más generales son perfectamente trasladables como insumo para un proyecto regional de la América Latina y caribeña toda.
Allí se reseñan los hitos históricos del impulso integracionista bolivariano de la primera independencia nuestroamericana y sus consecuencias hasta las “ideas fuerza” contemporáneas.
Pero además el documento se adentra en la propuesta de un “Plan estratégico de la unión de pueblos y repúblicas” que implica la “estructuración de un plan de alimentación, salud y desarrollo económico; el incentivo a la negociación directa entre estados, el fortalecimiento de la soberanía de los estados, la conformación de un bloque de poder autónomo en Suramérica  o en América Latina y el Caribe, la construcción de un Pacto de repúblicas, la coordinación de las  Fuerzas Armadas de los distintos países y finalmente, la elaboración de una Carta Fundacional de unión del Sur.”[2]
Este pacto  que debe trascender los fundamentos del libre mercado y que implica la creación  de un Parlamento de los países debería abordar los aspectos “social económico financiero, energético , ambiental, político, territorial, internacional asi como lo referente a las telecomunicaciones e infraestructura”[3]
La propuesta  venezolana nos habla visionariamente de un modelo económico productivo humanista soberano, solidario y ambientalista,  basado en la concepción de desarrollo endógeno,  para lo cual  es preciso  un desarrollo del mercado interno suramericano, pero superando los esquemas desarrollistas del pasado. También se propone la “Construcción de obras de infraestructura que abraquen la mayor porción del territorio suramericano y optimicen la comunicación intrarregional, pero que, a la vez, tengan el menor impacto ambiental posible.
Para todo ello el documento advierte sobre la necesidad de que el enfoque incluya la participación del pueblo en la toma de decisiones fundamentales. Es decir que no se  descuida la instrumentación política del proyecto propugnándose la “Creación del instituto para la Democracia participativa y Protagónica , el cual impulsará la implementación de herramientas que faciliten la promoción de la democracia participativa , tales como: presupuesto participativo , la figura de los referendos ( revocatorio , consultivo, abrogatorio y aprobatorio), la democratización de los parlamentos , la rendición publica de la gestión de gobierno y la perspectiva degenero”[4]
Otros ejercicios de reflexión sobre un crecimiento verdaderamente humano lo realizó la Fundación Bariloche en 1972 y 1975 con criterio universal y en forma de modelo, en respuesta al análisis neo malthusiano de la investigadora del MIT,  D. Meadows.
 
Necesidad de una prospectiva global para los proyectos regionales
Nunca antes como en la actualidad los proyectos locales y aún regionales resultan impensables sin una atenta consideración de la situación y   política económica y social mundial. La palabra globalización bien describe esta circunstancia. Claro que la globalización actual es la que se ha forjado a imagen y semejanza de las necesidades sobre todo financieras de un capitalismo terminal. Ello no empece a que siendo nuestro proyecto uno para el “nuevo mundo” no debamos tener en cuenta precisamente para su conformación la forma en que este habrá de insertarse y articularse con el resto de los proyectos “para un nuevo mundo” que vienen desarrollándose y se han de desarrollar más y más en todo el globo. Por el contrario solo teniendo en cuenta estas proyecciones de nuevos desarrollos económicos sociales políticos y culturales es que nuestro proyecto podrá tener visos de factibilidad, de posibilidad y realismo en el marco de las siempre necesarias aspiraciones utópicas. Nuestro proyecto  debe tener  en cuenta el mundo que viene y sus dinámicas ya constatables y debe a la vez ayudar a formar ese “mundo que viene”.
 
CRITERIOS DE ELABORACION DEL PROYECTO. UNA VISIÓN REALISTA.
La relación entre producción distribución y consumo como base necesaria del enfoque.
La relación entre producción distribución y consumo ha sido estudiada  desde hace tiempo y no se discute ya la importancia de la interrelación de estas tres formas del funcionamiento de las fuerzas vitales  humanas y las relaciones de producción. Ningún análisis serio podría realizarse sin tener en cuenta la dialéctica  existente entre estas tres  manifestaciones  de  la existencia material de la humanidad.
Por supuesto no estamos hablando sólo de productos elementales para la subsistencia  alimentaria o el resguardo de inclemencias climáticas sino de los hoy necesarios para un desempeño medio de la vitalidad humana  correspondiente al nivel de desarrollo al  que han llegado las pautas económicas culturales y afectivas de los seres humanos con sus distintas características en los distintos lugares del mundo. No se ha de agotar aquí el debate sobre esta cuestión,  cuyos parámetros sólo pueden ser construidos en el debate general, plural  y democrático de este anteproyecto. Aunque si asumimos que la intención orientadora del mismo tiene una tendencia  ideológica determinada,  que es el punto de acuerdo a que henos llegados los partidos integrantes del Foro de San Pablo en torno a lo que consideramos una sociedad del buen vivir o del vivir bien o la sociedad que anhelamos.
El capitalismo es un sistema que se ha estructurado sobre el eje no del consumo ni de la producción sino sobre el de la distribución. Es un sistema que se estructura a partir de la competencia y la concentración de riquezas, es decir que tiene en su base la concepción de que es lícito y loable la acumulación de riqueza y poder y de que aquel que mayor riqueza y poder acumule  (“legítimamente”) tiene el derecho a gobernar a los otros. Por supuesto esto lo disimula a partir de propuestas políticas que también se basan en la competencia política  pero supuestamente  “libre”,  a través de la votación numérica por mayoría. Esta visión oculta que dicha “mayoría” se constituye siempre  en los contextos políticos  ya determinados previamente por la acumulación desigual  “legítima” de riqueza y poder anterior. El fin último del capital es la distribución de riquezas  desigual cada vez más concentrada en unos pocos y cada vez más excluyente del resto.
En su primer largo inicio  hasta mediados del siglo XIX  el capitalismo acumuló principalmente en su forma distributiva  es decir  en la forma preferentemente comercial.
Durante el siglo XX su forma de acumulación fue paradigmáticamente la productiva (sin por ello dejar de crecer en lo comercial y lo financiero). En su faz actual  de globalización  principalmente financiera, el capitalismo acumula  teniendo como eje central lo financiero y con ello  las pautas de consumo a las que somete  la producción y la comercialización. Por supuesto esas pautas de consumo son digitadas por los medios culturales concentrados en manos del gran capital financiero y vienen además de una historia de modelación de pautas de consumo por parte del capital.
El gran  negocio hoy del capital en su forma financiera  es la de prestar para el consumo digitando el tipo de consumo más “útil”  para el propio capital es decir el que garantice  un retorno de renta financiera más  rápido y conveniente a su tasa de acumulación. Esto ha sido posible por el gran desarrollo tecnológico principalmente de los medios de comunicación (y culturización) masivos.
Esto hace que la cuestión del consumo se haya transformado en un campo de lucha central en el marco de la lucha contra todo el sistema y que aí debamos valorarlo  en la formulación de este proyecto.
 
CONSUMO
Desde el  desarrollo cualitativo de las teorías económicas y sociales, a partir del siglo XIX ha quedado demostrado y ratificado sistemáticamente por la experiencia histórica que  existe una relación intrínseca entre la producción y el consumo. La producción es para el ( o para alguna forma de) consumo  y solo se puede consumir lo previamente producido ( aunque sea con los medios más rudimentarios y directos). A su vez  para producir  siempre se consume (o materias primas o alguna forma de energía) y el consumo  es la finalidad de la producción y sirve a su vez para reproducir la producción. Es imposible pensar la producción sin pensar el consumo y  viceversa.
Como con el desarrollo del sistema capitalista a través de sus distintas etapas el consumo mundial ha venido siendo sobreinducido y pautado a la medida de la producción  y de las formas de producción y distribución más rentables para el capital, hay hoy  en todo el orbe un consumo básico indispensable y necesario (que en muchos sectores no se satisface) y un hiperconsumo suntuario,  generalmente alienado y alienante, superfluo.  En medio de estos extremos  hay distintos niveles de falsas necesidades y desviaciones perjudiciales y contraproducentes  de consumo en términos generales o peores opciones dentro de una gama de mejores consumos tanto para el consumidor como para la economía de la producción y para el medio ambiente.
Esta circunstancia que en otros momentos histórico pudo no haber sido  o no haber parecido tan relevante tiene hoy una importancia crucial atento a la dimensión de la población mundial su tasa de crecimiento , el agotamiento de recursos y los daños crecientes comprobados que sufre el planeta con amenazas gravísimas de autodestrucción.
Si bien  el asunto más urgente es cubrir las necesidades  básicas no satisfecha de enormes sectores de la población mundial (y en  nuestro caso regional)  esto ya no puede llevarse a cabo si las mismas acciones urgentes para cubrir esa demanda no se adecúan a una modificación  elemental de pautas de consumo generales pero principalmente en las clases no necesitadas de recursos básicos  y dentro de ellas particularmente los más ricos. Es decir que para planificar una transformación en la matriz productiva del continente ello debe hacerse a la par de una acción político cultural  de reevaluación de las pautas de consumo y una planificación de las transformaciones necesarias más urgentes en relación a las mismas. Por eso hemos abordado el rubro del consumo  antes que el de la producción como se venía haciendo clásicamente.
Modificación de las pautas de consumo y armonía sustentable con el medio.
La cuestión de la modificación de las pautas de consumo es extremadamente compleja y delicada  en tanto se entrecruzan en ella prioridades que hacen a la supervivencia  que son distintas territorial y culturalmente y que a su vez están relacionadas con el crecimiento decrecimiento  y desplazamiento demográfico  relativo. La ideología imperialista rechaza cualquier debate sobre las pautas de consumo ya que  en el manejo arbitrario de las mismas reside su última posibilidad de supervivencia transformando al ser humano en una máquina de consumir no lo que necesita para desarrollarse como tal, sino los productos cuya producción y venta sea más redituable en términos de la economía financiarizada de la última etapa global del capital
No se trata entonces de construir ninguna estandarización  ni jerarquización artificial de las pautas de consumo  sino de relevar inicialmente los modos de consumo existentes, o al menos los más predominantes  indagar en su estructura y su historia  y poder diseñar un mapa de  prioridad  de necesidades y de posibilidades para el estímulo de ciertos consumos y el desaliento de otros en marcos de consensos  dinámicos y cambiantes. Esto por supuesto obliga a debatir permanentemente en esta gimnasia teórica el proyecto de la América Nuestra que queremos  y el rumbo y ritmo que se le quiera imprimir a dicho proyecto.
Esto hace necesario el aporte de demógrafos, especialistas de la salud y la alimentación, del vestido y la vivienda e historiadores y especialistas de las diversas culturas de Latinoamérica y el Caribe, como así también de muchos otros tipos de expertos.
Es probable que sea necesario inicialmente trabajar por áreas geográficas y por áreas de consumo  pero volviendo permanentemente al análisis conjunto y dialéctico de estas cuestiones  para avanzar en un diseño integral.
Sabemos que este es un tema nuevo en  el diseño de programas revolucionarios pero es indudable que la cuestión del consumo  como la demográfica está en la base de cualquier planificación racional humana y humanista sobre el mundo que queremos.
 
Diagnóstico de recursos en base a la modificación de las pautas de consumo.
Evidentemente la modificación de las pautas de consumo  (que en términos generales puede implicar seguramente el mantenimiento de muchas de las pautas actuales) debe tener en cuenta las posibilidades reales de satisfacción material de dichas pautas. Para lo que es necesario que el diseño de las mismas se haga a la par del relevamiento de los recursos  existentes en la riqueza del continente sus posibilidades de extracción,  sin desbalances del medio ambiente que conspiren contra el objetivo de mejoramiento medio general de la vida humana en ese medio ambiente equilibrado y sustentable. Por lo tanto los estudios que se realicen en el marco de lo propuesto en el acápite anterior  deberán articularse  con los que lleven a cabo los expertos en  recursos naturales (incluyendo los recursos humanos y esto tiene que ver con educación y capacitación) para efectuar este diagnóstico.
 
Qué producir para nuestro consumo  y qué para intercambiar con el resto del mundo en el marco de la prospectiva global.
Debe quedar en claro que  los análisis propuesto  tampoco pueden realizarse de una manera autista en relación a la situación general económica  mundial y sus perspectivas. Esto tendrá que hacerse con las previsiones del caso,  es decir teniendo en cuenta que lo que vaya a ocurrir con la economía mundial es muy difícil de prever, sobre todo en sus detalles de tiempos y formas, por lo que tales cuestiones habrán de tomarse por el momento con un grado inevitable de especulación.
Es decir que lo que se planifique en este documento  como pautas expectables generales y particulares de consumo  siempre  estará sujeto a modificación de acuerdo a la dinámica de movimiento  político y económico global.

DISTRIBUCIÓN Y PRODUCCIÓN

El tema de la distribución es inescindible del de la producción y ambos  deberían tratarse conjuntamente teniendo como faro el diseño general (y cambiante) de consumo.  Por otra parte  sería poco serio programar una producción y una distribución  que se empiecen desde 0 o surjan de la nada, como también lo sería el programar una producción-distribución que empezara de repente a atender futuras pautas de consumo  diseñadas  pero que no son todavía una realidad e ignore las pautas realmente existentes.
Esto presenta una gran complejidad en este nivel de elaboración de un proyecto que si bien no  puede dejar de tener su cuota de utopía  debe poseer un grado de posibilidad de concreción y realización que lo constituya como un influenciador real de las decisiones tanto de largo como de mediano y corto plazo de la política y la economía actual.
 
Una distribución equitativa
Aquí nos encontramos con uno de los meollos del problema sistémico actual  ya que como adelantamos el capitalismo se apoya en el pilar de la distribución desigual, por lo que esto nos enfrenta con la arraigada cultura de la competencia, los corporativismos,  localismos, nacionalismos, regionalismos, racismos y principalmente sexismos que incrustados en las culturas desde incluso milenios antes del propio sistema capitalista moderno y que éste ha usado preservado y  agigantado en orden a su estrategia de dominación. La definición de las prioridades distributivas  hechas desde un nuevo enfoque  social, que apunte a la profunda democratización de la satisfacción de las necesidades, a los enfoques socialistas comunitarios cooperativistas y solidarios no es algo sencillo de lograr dado que como vimos es el reto mayor del proyecto. Este será un debate político intenso lo más amplio posible y encarado con una mentalidad de “hombre nuevo” que busque como meta el “buen vivir” o el “vivir bien” de todos y que tenga profundamente en cuenta los diagnósticos de necesidades y posibilidades establecidos en los análisis anteriores.

Cuestiones a tener en cuenta en un debate real sobre integración

1)    La distribución condiciona la producción
2)    El diseño del transporte
3)    Producción sustentable
4)    Un multiculturalismo que no traicione el objetivo de integración profunda

El tipo de democracia  necesario  para llevar adelante un programa de esta naturaleza

Planificación y participación (o planificación participativa)
[1] “Fundamentos filosóficos de la nueva integración del Sur Dirección General de Investigación y Desarrollo Legislativo Instituto >Pedro Gual 2007
[2] Op. cit. p.10
[3] Op. cit  p. 15
[4] Op. Cit. P. 42