Sobre petición de renuncia al Presidente de la República Dominicana

Por: Martha Pérez, secretaria de Relaciones Internacionales del Movimiento Izquierda Unida-MIU-
Santo Domingo, R.D.- La desafortunada petición de renuncia que ha hecho, mediante un documento público, un grupo de personas, bajo el nombre de “intelectuales”, al  presidente Constitucional de la República, Danilo Medina, pone de manifiesto parte  del oculto propósito de ciertos sectores políticos y económicos escabullidos en el movimiento social que se agrupa en la denominada “marcha verde” contra la corrupción y la impunidad.
Desde que comenzamos a ver las características de ese movimiento, dijimos, y reiteramos, que se iniciaron como movimiento de demandas reivindicativas justas y sensibles, logrando atraer  gente bien intencionada, con propósitos sanos, motivadas por esas justas demandas y preocupadas por la afectación que el flagelo de la corrupción está causando en nuestra Región. Esos sectores que han perdido autoridad política y moral se cubrieron bajo ese manto;  sabíamos que el propósito era otro;  al transcurrir el tiempo queda  descubierto su plan, respondiendo a orientaciones foráneas y a grupos internos; a sabiendas, ellos mismos, que están descalificados por sus antecedentes y hoja de servicio, instrumentalizan a sectores sanos, haciéndole  un flaco servicio a esta justa lucha y a la sociedad.
Al ser otro su propósito, y visto el curso que se le está dando al proceso judicial de los encartados por el caso Odebrecht, y recuerdan bien las expresiones del presidente Medina, el pasado 27 de febrero, ante la Asamblea Nacional, cuando se refirió al tema de la corrupción, estos sectores andan desesperados, inseguros, temerosos y pasan al extremismo, con un planteamiento que les evidencia de fondo y de forma, porque ellos tienen sus corruptos favoritos y aplican impunidad selectiva.
A quién, en su sano juicio, libre de pecado, viviendo los aires democráticos de nuestro país, se le ocurre pensar y mucho menos solicitar que renuncie el presidente de la República, que lo que está haciendo es trabajar casi las veinticuatro horas del día?
Lo que acontece, es la acción de uno de los Poderes del Estado, con un proceso judicial en marcha con algunos ciudadanos de diferentes partidos que han sido encartados por el caso Odebrecht,  aunque reivindicamos el principio jurídico de que son inocentes hasta probar lo contrario,  hay sectores que están pidiendo la cabeza del presidente Medina, en sus malsana intención y sus evidentes propósitos; lo que sí queda bien claro es la separación de poderes.
Esos sectores se empecinan en sus propósitos, olvidando y no queriendo reconocer que el presidente Danilo Medina es el resultado de un proceso eleccionario democrático y participativo, donde obtuvo el 62% del voto popular, y esta es la hora en que esos grupos tan resentidos no han querido reconocer ese triunfo sin precedentes en la historia electoral dominicana.
En este país no hay razones para subvertir el Orden Constitucional; la Constitución de la República es clara, por lo que el planteamiento de marras es una aberración que se debilita en sí mismo, en el contexto que vive la Nación, donde, si bien está en marcha un proceso judicial que toca hasta el momento a algunos funcionarios y dirigentes de distintos partidos, compete a las instituciones y autoridades judiciales el curso del mismo; nadie está llamado a plantear supuestos alegres e infundados, como lo expresado por esos sectores, de forma taxativa:  “El objetivo central e inmediato de la lucha ciudadana es producir la renuncia de Danilo Medina por ser un presidente ilegal que se reeligió violando la Constitución y la legislación y como consecuencia de ello llamando a nuevas elecciones presidenciales, congresuales y municipales en un término de un año”.
A veces queremos extrapolar realidades, sobre todo cuando no tenemos planes ni norte; hay que tener bien claro que suceden situaciones muy parecidas en realidades sociales y políticas diferentes; lo mismo se aplica a los actores.
Están de moda los “Golpes Blandos”, intencionados, cuando se quiere desacreditar, descalificar y hasta derrocar a un presidente; y para ello, se utilizan distintas modalidades, incluyendo la manipulación de los movimientos sociales, espacios que ayer, cuando las verdaderas encarnadas luchas por la libertad, la independencia y autodeterminación de nuestros pueblos, fueron y deben seguir siendo auténticos espacios populares, de respaldo a la vanguardia de la lucha. Hoy, muchos de esos espacios son desnaturalizados con propósitos soterrados que se van evidenciando. Basta como ejemplo el caso más reciente, lo sucedido en Brasil con los presidentes Lula y Dilma. Y lo que acontece en Venezuela.
En una democracia que costó represión, cárcel,  exilio, sangre, desaparición y muerte, a la sociedad dominicana; que de una de aquellas epopeyas conmemoramos el pasado día 14, el 58 aniversario de los expedicionarios internacionalistas; que de la Revolución de Abril del 65, conmemoramos el 52 aniversario; que ante el clima favorable llega inversión extranjera al país, se incrementa el turismo, que las políticas públicas sociales están dinamizan el campo y la producción, la educación y la salud se extienden a cada rincón de la geografía nacional, entre otras, nos preguntamos, sin respuestas: ¿cabe plantear una solicitud pública de renuncia al presidente Constitucional de de la República?
Nos parece que ese planteamiento se constituye en un tremendismo, una aberración, que lleva a esos sectores a pasar, quizás inconscientemente (queremos creer),  del temor al extremismo.
Junio 22, de 2017.