"Es la hora del amor y la unidad"

Por Carlos Fonseca Terán.
Las reformas neoliberales del FMI y el COSEP son mucho más perjudiciales para el pueblo que las reformas derogadas, cuyo objetivo era salvar al INSS sin aplicar esas recetas, y preservar con ello las conquistas sociales a favor de los trabajadores, obtenidas en esta segunda etapa de la Revolución, ya que cuando gobernaban los políticos que ahora apoyan las protestas, los beneficios de la seguridad social para los trabajadores no eran ni la mitad de los actuales, los beneficiados eran muchísimos menos, no había pensión reducida ni eran atendidas las víctimas de guerra, y esta es la razón principal por la que los gastos del INSS se han elevado tanto.
Con la crisis planteada, se impone la necesidad del diálogo y con él, una tercera opción aún desconocida, pero que podría traer mayores costos para los trabajadores que las reformas descartadas. El COSEP presionará en ese sentido, mientras el FSLN continuará tratando de que las medidas no perjudiquen a los trabajadores.
Para que los acuerdos del diálogo sean más favorables a los intereses del pueblo que las reformas derogadas, es necesario que nos unamos los partidarios de esas reformas y aquellos que protestaron contra ellas pensando, como nosotros al defenderlas, que era la mejor manera de luchar por los derechos de los trabajadores.
Es hora pues, de seguir luchando, pero pacíficamente y unidos todos los que en ambos bandos estamos comprometidos con los intereses del pueblo. En ambos bandos hay muertos y por eso ellos no tienen dueño, y el peor agravio a su memoria sería permitir que los enemigos del pueblo logren utilizarlos para dividir a quienes de manera sincera queremos defender sus derechos, tanto en el bando pro-reformas derogadas como en el bando contrario.
Que el dolor se convierta en amor y que todos unidos, por todos nuestros muertos, rectificando errores en ambos lados, nos enfrentemos a aquellos cuyo objetivo es aprovechar lo sucedido para beneficiarse política y económicamente, ya que a quienes más afectaban las reformas era a los empresarios, que son precisamente quienes están obligados a dar los mayores aportes para mantener vivo el derecho a la seguridad social de los trabajadores, jubilados y víctimas de guerra.