"El FMLN y la Paz en El Salvador", por Senadora Dolores Padierna Luna (PRD, México)

EFEMÉRIDE
35 Aniversario de la fundación del
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional

El próximo 10 de octubre, se cumplen treinta y cinco años de la fundación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), una entidad que nació del amalgamiento de diversos grupos guerrilleros de izquierda en El Salvador. Pese a su origen, el FMLN logró dejar las armas y pasar por una transición que le permitió convertirse en un partido político legalmente constituido.
La influencia política del FMLN ha convertido a El Salvador en un importante referente de desarrollo alternativo a nivel regional. Bajo la dirección del Frente, se logró plasmar la visión del ‘Buen Vivir’ en su Plan Quinquenal de Desarrollo 2014-2019, mismo que se da en el marco del XXIII Aniversario de los Acuerdos de Paz de Chapultepec.
En este tenor, en octubre también se conmemora el aniversario del natalicio de uno de los artífices de la paz en el Salvador, Schafik Jorge Handal, quien junto a Guillermo Manuel Ungo y Farabundo Martí es de los elementos más importantes de la izquierda salvadoreña.
El trabajo y anhelo de paz de Schafik Jorge Handal, también conocido como el Comandante Simón, fue instrumental para poner fin a los 12 años de guerra civil; trabajo que hizo al lado de otros hombres y mujeres como los son Joaquín Villalobos, Eduardo Sancho y Salvador Sánchez Cerén, actual Presidente de la República de El Salvador.
Es importante resaltar que la paz en El Salvador se pudo alcanzar gracias a la mediación de distintos agentes internacionales, de entre las cuales destaca la Organización de las Naciones Unidas, bajo la dirección del Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar¹.
El papel de México en los procesos de Paz²
También debemos destacar la participación de México en los procesos de negociación para la paz entre el gobierno salvadoreño y el FMLN. Fue en nuestra nación donde ambos grupos adoptaron el ‘Acuerdo de México sobre Reformas Constitucionales’ el 27 de abril de 1991, suceso que permitió avanzar rumbo a la firma de los Acuerdos de Chapultepec, suscritos el 16 de enero de 1992. Con el acuerdo del 27 de abril concluyó la ronda de negociaciones más prolongada entre los representantes del Gobierno de El Salvador y el FMLN; tras lo cual hubo un cambio de la realidad y las perspectivas de futuro de toda la región.
Lo anterior es muestra de la vieja política exterior mexicana, cuando tradicionalmente nuestro país abanderaba causas progresistas y pugnaba por un orden internacional más justo y equitativo. Los principios de la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados y la cooperación internacional para el desarrollo fueron los pilares de nuestra política exterior hasta antes de la implantación del modelo neoliberal a mediados de los años 80´s.
Basta recordar las concesiones que nuestro país otorgó en materia de refugio y asilo político en momentos difíciles que vivieron naciones hermanas, como lo fue en su momento el caso de El Salvador. Sin embargo, la política mexicana también era un referente en la condena al belicismo y al expansionismo estadounidense; la búsqueda activa de la paz en los foros internacionales y la aprobación de zonas libres de armas nucleares como quedó plasmado en el Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, mejor conocido como Tratado de Tlatelolco, que le dio a nuestro país el único premio nobel de la paz en manos de Alfonso García Robles.
Hubo una época en la que México era visto como el principal interlocutor de América Latina, gozábamos de credibilidad y liderazgo que nos llevó a ostentar un lugar privilegiado a nivel internacional. Pero de ese pasado no queda mucho.
Las últimas administraciones se dedicaron a privilegiar la agenda comercial sobre la política, a supeditar lo político a lo económico para actuar como agentes comerciales a favor de los intereses de naciones dominantes como Estados Unidos. De ahí que vea con mucha preocupación que el gobierno actual siga la misma línea de acción marcada desde finales de los ochenta.
Claro ejemplo de lo anterior es la forma en la cual se ha utilizado a la Secretaría de Relaciones Exteriores como la agencia comercial del Ejecutivo, donde se han supeditado los acercamientos políticos a los económicos, como lo demuestra el afán del Ejecutivo Federal por suscribir acuerdos comerciales como el Tratados de Libre Comercio con Panamá y el TPP, donde se han dirigido todas las baterías a fin de continuar los dictados de Estados Unidos.
Frente a lo anterior, debemos aprovechar ocasiones como ésta para reflexionar sobre al papel de México en el plano internacional. El Senado de la República debe ampliar la visión de Estado más allá de las relaciones comerciales y retomar el espíritu de un México comprometido con el mantenimiento de la paz y seguridad internacional.
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¹ ONU, “La responsabilidad del Consejo de Seguridad en el mantenimiento
de la paz y la seguridad internacionales”, Apartado 28, Capítulo VIII del Repertorio de la práctica seguida por el Consejo de Seguridad, Suplemento 89-92, p. 629. http://www.un.org/es/sc/repertoire/89_92/89-92_08.pdf#page=436
² Embajador Jorge Castro-Valle, “RECUERDAN CONTRIBUCIÓN DE MÉXICO EN PROCESO DE PAZ EN EL SALVADOR”, Comunicado 127 de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 27 de abril 2012, http://saladeprensa.sre.gob.mx/index.php/comunicados/1448-128