Carta de intelectuales, artistas y escritores de apoyo a Venezuela

Señor Barack Obama.
Presidente de los Estados Unidos de América.
Washington D.C.
Nosotros, intelectuales, artistas y escritores de América Latina y el Caribe nos dirigimos respetuosamente a usted para solicitarle la derogatoria de la Orden Ejecutiva, firmada el 9 de marzo de dos mil quince, en contra de la República Bolivariana de Venezuela, nación independiente y soberana, a la que todos conocemos como la tierra de la amistad.
Venezuela es un país amazónico y ello significa que es parte de una fuerza natural extraordinaria, vive de cara al Caribe, ese mar del realismo mágico y azul, sus inmensas llanuras son de inusual esplendor, al igual que su cordillera andina de nieves inacabables que tocan el cielo, asiento de culturas que llegan con una carga de siglos, y su gran lago que asombra por sus relámpagos inauditos y ríos maravillosos que avanzan tranquilos en medio de la selva con sus tormentas intrínsecas.
Venezuela es un país de gente humilde y valiente, de hombres y mujeres que se distinguen por su alegría y su afán de trabajo y de justicia, que como ya lo dijera Aquiles Nazoa, uno de sus grandes poetas: “Creo en la amistad como el invento más hermoso del hombre”, los venezolanos han convertido la amistad en una forma de ser, es, quizá, su identidad cultural más profunda.
Venezuela no es una amenaza, señor Presidente Obama, porque no puede serlo una nación solidaria, que mira al mundo con altivez, con sus avances y sus rémoras, con sus problemas y sus anhelos, con sus necesidades y aspiraciones, con su democracia tan democrática, esa democracia tan originalmente venezolana y tan fuerte, que ha derrotado todos los intentos por acabarla.
Venezuela no es una amenaza, señor Presidente Obama, porque sólo el cinismo de algunos puede comparar la fuerza militar de su país, los Estados Unidos de América, con una nación pequeña y en proceso de desarrollo como Venezuela.
Venezuela no es una amenaza, señor Presidente Obama, es una esperanza para todos los pueblos del mundo, incluyendo al suyo. Venezuela tiene petróleo y usted lo sabe, un recurso natural que es de la nación, es decir, de los venezolanos del presente y de los del futuro. Ojalá su gobierno y otras potencias del mundo puedan comprender que hay que usar racionalmente los hidrocarburos, para que todos podamos contar con ese bien tan preciado por siglos. Los venezolanos defenderán su petróleo: porque les pertenece y por ser un país independiente.
Venezuela es una esperanza y está llena de amor para la humanidad, tal y como lo enseñó, Hugo Chávez, ese ser humano excepcional, que nació en Sabaneta de Barinas, fue pelotero, militar y estadista y se convirtió en un líder histórico, reinventó la política, fue irreverente ante las cúpulas oligárquicas e impulsor de la nueva unidad latinoamericana y caribeña, sí, porque Hugo Chávez fue un profeta y usted lo sabe, que no desmayó ni un instante en su epopeya liberadora y antes de su partida, advirtió a sus connacionales sobre las asechanzas y peligros.
Venezuela es una esperanza, porque es una nación que tiene un sueño, el mismo que tuvo Martín Luther King, tan admirado y tan querido por los venezolanos, un sueño de libertad y soberanía, de igualdad y fraternidad, el sueño de construir un Estado democrático, social, de derecho y de justicia, como lo señala su Constitución, elaborada y aprobada por sus ciudadanos. Venezuela busca su propio camino y tiene todo el derecho de hacerlo. Sepa usted que su “Orden Ejecutiva” del 9 de marzo de 2015, no detendrá el rumbo pacífico y democrático de la revolución bolivariana.
Venezuela es una esperanza y sabe que el solo hecho de serlo la dignifica y la coloca en la vanguardia de los pueblos que luchan por un mundo más justo. Ojalá, algún día, la nación estadounidense encuentre su propio camino hacia la democracia y la paz, para que no vuelva a amenazar a otra nación, con un Decreto como el que usted acaba de firmar contra la patria de Simón Bolívar.
Venezuela le tiende la mano a la patria de Abraham Lincoln, para conversar con respeto de todos los temas y emplear los canales de la diplomacia para resolver las diferencias, así se lo ha reiterado el Presidente Nicolás Maduro Moros, con seriedad e hidalguía. ¿Escuchará usted el clamor de millones de venezolanos?
Nosotros, intelectuales, escritores y artistas, latinoamericanos y caribeños, de las más diversas disciplinas, que sabemos que Venezuela es la tierra de la amistad, nos unimos a un canto que ya es de toda la humanidad: ¡Obama deroga el decreto ya!
FIRMAS:
Nils Castro, Panamá
Pablo Imen Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini/Idelcoop- Buenos Aires, Argentina
Deolidia Martínez. Argentina, psicóloga, Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba, Argentina
Marcelo Ruiz, Dr. en Matemáticas, Rector de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba, Argentina
Damián Pierbattisti. Sociólogo argentino
Cecilia Saroff, docente universitaria, Secretaria General de la Asociación Gremial Docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina
Angel Petriella, DNI 7613160, Sociologo
Marcos Costa Lima, docente, Departamento de Ciência Política- Universidade Federal de Pernambuco, coordenador do Instituto de Estudos da Ásia